Cuando pensamos en la historia de
Venezuela, lo primero que suele venirnos a la cabeza es Chávez. En estos
momentos, quizás tengamos más bien presente la situación actual que vemos en
las noticias un día tras otro.
Pero, ¿y si tratamos de
retrotraernos un poco más en el tiempo? Estas tierras, ya habitadas miles de
años antes de que los españoles arribaran a sus costas, poseen una rica cultura
fruto de una larguísima historia. Historia que muchos ignoramos, del mismo modo
que desconocemos cómo son las gentes que habitan la región en la actualidad. Venezuela
es mucho más que los conflictos políticos de los que nos informan los medios de
comunicación, que, por otro lado, puede que no siempre sean como nos hacen ver
o queremos creer.
Los primeros pobladores de los
que tenemos noticias llegaron a lo que actualmente conforma el territorio de
Venezuela hace unos quince mil años. Estos pueblos fueron desarrollándose hasta
que, hace aproximadamente tres mil años, dio comienzo lo que hoy conocemos como
periodo indígena, durante el cual numerosos pueblos de distintos orígenes
poblaron la región.
En el siglo XVI dio comienzo la
época colonial. Los españoles tenían dos propósitos en estas tierras: evangelizar
a los aborígenes y extraer las riquezas. Posteriormente, cuando el territorio
pasó a manos de los Welser, estos se dedicaron a la esclavización de indios: se
registró la exportación de más de mil indígenas en menos de diez años.
A pesar de la resistencia que mostraron
frente a los conquistadores algunos indios, de entre los cuales quizás el que más destacó fue Guaicaipuro,
jefe de la tribu Caribe, las expediciones de los Welser se tradujeron en la
destrucción de las sociedades indígenas en la mayoría del territorio. La
administración de estas tierras durante varias décadas significó la búsqueda de
El Dorado por parte de sus gobernantes junto con la instauración del terror
entre las poblaciones autóctonas.
Ya avanzado el siglo XVI, el
gobernador se estableció en Caracas debido al buen clima y a la privilegiada
situación a salvo de piratas que plagaban las costas venezolanas. A finales del
siglo XVIII comenzaron los primeros intentos de emancipación, la mayoría liderados
por antiguos esclavos, criollos e incluso españoles influenciados por la
Revolución Francesa. Sin embargo, no tuvieron mucho éxito y los cabecillas
fueron apresados y algunos de ellos ahorcados.
No obstante, una pequeña parte de
la población blanca criolla poseía un alto nivel educativo, lo que le posibilitó
estar al corriente del panorama internacional, en el que se había producido la
reciente Independencia de los Estado Unidos y Haití, así como la Revolución Francesa.
Esto hizo aflorar un fuerte sentimiento de independencia. Entre 1810 y 1823, Francisco
de Miranda, apoyado por los británicos, emprendió una expedición liberadora del
país. El primer intento fue fallido; sin embargo, la segunda ocasión lo consiguió,
y el 19 de abril de 1810 se inició la Revolución que llevaría a la Independencia
de Venezuela.
Para conseguirla se sacrificaron
miles de vidas, el país quedó arrasado y los intelectuales españoles fueron
expulsados. También hubo venezolanos que no apoyaron la independencia y
tuvieron que abandonar el país. A cambio, Venezuela se liberó del pago de
impuestos coloniales y su ejemplo dio pie a la emancipación de otras colonias en
Sudamérica.
Páez, uno de los militares más
destacados que participaron en la Guerra de Independencia y líder del Partido
Conservador, fue el principal gobernante de Venezuela tras la Revolución. Tras
este, se sucedieron una serie de cambios en el poder, que fue pasando de un
caudillo a otro y dio el nombre de «caudillismo» a este periodo. La muerte de
Gómez, en 1935, marcó el fin de esta época, al mismo tiempo que acababa con una
de las dictaduras más férreas que había conocido el país.
Posteriormente, se inició una
transición hacia la democracia. Entre 1859 y 1863 conservadores y federalistas
se enfrentaron dando lugar a una especie de guerra civil en la que los primeros
defendían sus privilegios, mientras los segundos exigían la elección popular.
Estos últimos vencieron y se consiguieron derechos tan básicos como el derecho
a la vida o a la inviolabilidad del hogar.
Desde entonces se sucedieron
numerosos líderes en el gobierno hasta que, en diciembre de 1998, los dos
principales partidos perdieron y Hugo Chávez alcanzó el poder con una abrumadora
mayoría. Al comenzar su mandato, Chávez convocó un referéndum que dio lugar a
modificaciones en la constitución. El estado adquirió entonces el nombre de República
Bolivariana de Venezuela, nombre que aún conserva en la actualidad.
En estos mapas podemos
situar con más exactitud el país, que ocupa una extensión de 915 000 km2
entre su parte continental y sus numerosas islas; es decir, casi el doble que
el territorio español. Tiene una población de casi 32 000 000 habitantes, de los
cuales unos dos millones viven en su capital, Caracas.
Para conocer un poquito más sobre
esta región, he contado con la ayuda de Raquel. A pesar de tener una abuela
galleguiña de las que habitan aldeas remotas en tierras de Breogán, Raquel
nació y creció en Venezuela y no se asentó en España hasta que, hace tres años,
cambió su residencia por Barcelona. Y en Barcelona es donde nos conocimos
aprendiendo a traducir dolores a la palpación, hernias inguinales y otras
patologías y cirugías varias.
Raquel Aquino; Caracas, Venezuela.
Fotografía de David Paradela |
- Háblanos un poco de tu ciudad. Muchas veces me has contado que Caracas
es una urbe complicada para vivir, ¿a qué se debe? ¿Es así el resto del país?
- Caracas es una ciudad complicada,
básicamente porque reina el caos. El tráfico es impresionante: un
desplazamiento que normalmente se haría en quince minutos puede tardar horas. Hay
muchísimos vehículos, en parte porque no se puede confiar en el transporte
público y porque normalmente es más «seguro» moverse en carro. Sin embargo,
tenemos algo bellísimo que nos alegra el día a todos: el Ávila. Es la montaña
que nos separa de la playa, y nos encanta porque pinta de verde la ciudad y es
un buen lugar para pasear y hacer ejercicio.
Respecto al resto del país, hay
otras ciudades grandes, pero no creo que sean tan caóticas como Caracas.
- ¿Qué es lo que más echas de menos de Venezuela?
- El clima. Es una gran suerte
tener un verano eterno; no tienes que preocuparte por estar cambiando de ropa
varias veces al año y puedes ir a la playa cuando quieras.
El clima de Caracas para mí es
ideal, oscila entre los 17 ºC y los 28 ºC, dependiendo del mes y de la zona,
pero siempre es agradable, nunca hace demasiado frío ni demasiado calor, no es
ese calor pegajoso de Barcelona durante el verano.
- ¿Y qué dirías que es lo que más te gusta de vivir en Barcelona en lugar
de en Venezuela?
- La sensación de seguridad. Allí
tienes que caminar con un ojo en la nuca para comprobar constantemente que
nadie te sigue, tienes que tener las llaves de la casa o del carro preparadas
para no perder ni un segundo buscándolas en la puerta y, definitivamente, no te
puedes quedar charlando tranquilamente en la calle. La gente que nunca ha
tenido que hacer cosas como estas no se imagina el valor que le doy a la
seguridad.
También me gusta el transporte público.
Sé que la gente se queja de Renfe y del metro, pero aquí el transporte público,
por lo general, funciona.
- Imagino que si te preguntara qué cosas crees que deberían cambiar en tu
país, me dirías unas cuantas. Pero, ¿podrías decirnos qué cambiarías si
pudieras? ¿Qué reformas crees que deberían tener lugar? ¿Consideras que la población
debería cambiar su mentalidad para poder llevar a cabo esos cambios?
- Obviamente, lo primero que me
gustaría cambiar es la inseguridad: las cifras de muertes violentas y secuestros
son horrorosas. Creo que estar pasando miedo todo el tiempo te impide disfrutar
y hacer tus actividades cotidianas con normalidad. Pero sí, tienes razón, tengo
una lista infinita de cosas que me gustaría cambiar en Venezuela. La mentalidad
es una de ellas: no podemos seguir esperando al presidente-mesías; los
problemas se deben solucionar desde diferentes puntos, empezando por el hogar.
Desde hace muchos años, los gobernantes nos han metido en la cabeza que son
omnipotentes. Me refiero a los presidentes, porque las demás instancias están
un poco de adorno. La figura del presidente tiene demasiado poder para mi gusto.
Los cambios se deben hacer desde la base: la familia, la escuela pública (no me
extenderé en este tema porque necesitaríamos una entrevista completa), las
juntas vecinales, etc.
Otra cosa que hay que cambiar
urgentemente es lo que llamamos la «viveza criolla», que consiste en una
actitud de malote de patio de escuela. Ejemplo tonto: hay doscientas personas haciendo
cola, pero me da igual, voy a pasar el primero por mi cara bonita o por mi
bolsillo lleno. Esta actitud está totalmente generalizada, está presente en
todos los ámbitos de la sociedad y se fomenta desde que somos niños. Es un
sálvese quien pueda constante y que realmente dificulta el orden y el buen
funcionamiento de las cosas. Es ser un desconsiderado y es no tener un mínimo
de respeto por la persona que tienes al lado. Es lograr tu objetivo sin
importar a quién te llevas por delante.
- ¿Puedes hablarnos un poco de tu visión sobre la política venezolana y
cómo crees que lo ve la población? ¿El gobierno goza realmente de un fuerte
apoyo por parte del pueblo?
- A mi juicio, el principal
problema es que la figura del presidente tiene demasiado poder; sus funciones
deberían estar más repartidas y no debería poder tomar tantas decisiones sin
ningún tipo de filtro o permiso. Esta situación se refuerza por lo que
comentaba antes: la gente no quiere un presidente, quiere un mesías salvador.
No puedo hablar de los gobiernos
anteriores a Chávez porque yo sólo tenía diez años cuando lo eligieron
presidente, pero estoy segura de que él empeoró esta situación; se puso todos
los focos sobre él y no permitió que otros hicieran su parte.
Actualmente, la población está
muy dividida, básicamente mitad y mitad. Sé que muchos no estarán de acuerdo
conmigo y dirán que en las elecciones ha habido trampa. Yo no creo que haya
habido fraude como tal durante las elecciones; sin embargo, hay otros sistemas
previos a las elecciones que han convencido u obligado a la gente a votar por
el gobierno actual. Por ejemplo, mi familia tiene una casa Paparo, un pueblo de
costa, donde la gente ha estado olvidada y marginada toda la vida. El gobierno
de Chávez se preocupó por darles dinero, casas, comida, electrodomésticos, etc.
Obviamente, eso no tendría que ser así: esa gente debería ser capaz de
comprarse sus propias cosas y no recibir migajas de nadie. Sin embargo, el
punto es que los habitantes de ese pueblo, sin dudarlo, han votado y seguirán
votando por las únicas personas que han pensado en ellos, porque aunque no los
enseñen a pescar, les regalan peces de vez en cuando. También hay muchísima
gente que se está beneficiando del gobierno y está ganando cantidades ingentes
de dinero y, finalmente, están los chavistas convencidos, los que creen en la
revolución y en el proceso (y este grupo es muy numeroso).
Lo que pasa con la gente de la
oposición venezolana es que, por lo general, son exageradamente de derecha
católica, muy personalistas y tienden a creer que el país es la calle donde
viven, no se dan cuenta de que hay otras realidades. Yo no he encontrado
ninguna propuesta que me parezca seria y a la medida de nuestra compleja
situación. Eso sí, es muy importante destacar que cuando la gente protesta lo
hace por problemas gravísimos que encuentra en su día a día, aquí no hay
tendencia política que valga.
- ¿Crees que en España conocemos la situación tal y como se vive allí? ¿Cuál
es tu opinión sobre aquellas personas que se muestran a favor de la política
venezolana en Europa o en España?
- En mi opinión, en España están
bastante confundidos con el tema Venezuela. Que el color de Chávez sea el rojo
no quiere decir absolutamente nada. Varias veces me han dicho: «yo soy Chavista
porque soy anarquista, comunista, socialista o rojo». Cuando me dicen eso me
confirman que, o no son para nada lo que afirman ser, o están muy mal
informados. Eso no es ni comunismo, ni socialismo, ni mucho menos anarquismo;
en realidad es un sistema corrupto, tercermundista y bananero.
Considero que quienes están a
favor desde aquí no tienen ni idea de lo que está pasando allí. La revolución
se ve muy bonita desde lejos, pero si supieran lo que es la inseguridad, el
desabastecimiento, el control de divisas, los grupos armados que defienden la
revolución, los apagones constantes, la inflación, la impunidad, la
devaluación, la inexistencia de proyectos ambientales, la muy deficiente
recolección de la basura, la falta de insumos en los hospitales, la situación
deplorable de la educación pública, la sobrepoblación en las cárceles, la
corrupción administrativa, policial y judicial, y un largo etcétera,
seguramente cambiarían de opinión.
- Últimamente estamos viendo que en tu país se vive una situación especialmente
complicada; ¿podrías explicarnos brevemente y desde tu punto de vista por qué
se ha desencadenado lo que está sucediendo?
- Como he comentado antes, el
gobierno (Chávez - Maduro) no ha sido capaz de solucionar o mitigar nuestros
problemas, sino más bien todo lo contrario. La gente está muy cansada de pasar
tantos trabajos todos los días. Esto se juntó con que los «líderes» de la
oposición (a los que no les tengo ni una pizca de respeto) convocaron una serie
de manifestaciones llamadas «La Salida» y, básicamente, pidieron a los
venezolanos que tomaran las calles.
Nicolás Maduro, a quien a mi
parecer le faltan veinticinco dedos de frente, en vez de tratar de calmar los
ánimos, escuchar a su gente y ponerse a trabajar de una vez por todas, empezó
con las amenazas y con el mismo cuento de «quieren un golpe de estado
organizado por la CIA», «los gringos mandan a sus hordas fascistas pitiyanquis»
y otras tonterías por el estilo.
- ¿Crees que lo que nos llega a través de las noticias es cierto, o no es
del todo como nos lo cuentan?
- La información que tenemos es la
que nos llega a través de las redes sociales, por lo que es muy fácil que la
gente se confunda, se creen rumores, se manipulen fotos y similares. Los medios
de comunicación o son muy chavistas, o son muy opositores o están censurados
(es decir, como si no existieran).
- ¿Cómo crees que vemos en España a Venezuela? ¿Hay muchos prejuicios?
¿Crees que algunas de esas ideas preconcebidas son ciertas?
- Siempre me dicen dos cosas cuando
se enteran de que soy venezolana: Chávez y Miss Venezuela.
Es triste porque Venezuela es
mucho más que Chávez. Con respecto al Miss, sí, es una vergüenza. Así como aquí
se paraliza el país para ver un Barça-Madrid, allí se paraliza cuando hay algún
tipo de certamen, algo que considero asqueroso y machista.
- Imagino que las culturas venezolana y española difieren en muchas
cosas, algunas muy visibles y otras se notarán con el día a día, en los
pequeños detalles. ¿Qué cosas te chocaron más de nuestro país? ¿Te costó
integrarte en España? ¿Crees que a un español le costaría integrarse en la
sociedad venezolana?
- Creo que «integrarse», por
llamarlo de alguna manera, depende de uno mismo. A mí nunca me han tratado mal,
todo lo contrario, me he encontrado con gente espectacular. Los emigrantes
tenemos que ser conscientes de que los que estamos llegando somos nosotros, no
podemos pretender que la gente cambie y se amolde a nuestros gustos. Se dice
que los catalanes son cerrados y tacaños, pero no estoy de acuerdo; siempre se
han interesado por mí, me preguntan cosas sobre Venezuela, les fascina que les
hable en catalán y nunca he tenido que pelearme con ellos porque no quieran
pagar la cuenta.
Se dice que los venezolanos son
abiertos, jodedores y panas (es decir, amigables, que están
de broma todo el día). En líneas generales es cierto, pero por otro lado son
menos tolerantes con temas que aquí están superados (aunque últimamente veo
retrocesos con el gobierno de Rajoy): homosexualidad, aborto, empoderamiento de
la mujer, sida, etc. Así que lo de ser abierto o cerrado me parece bastante
relativo.
- ¿Qué se conoce en Venezuela de la historia anterior a la colonización? ¿Crees que en Europa ignoramos esa parte de la historia?
- Realmente se conoce muy poco.
Actualmente, las comunidades indígenas están bastante marginadas y olvidadas
por la sociedad. Un claro ejemplo de ello es el desconocimiento total de las
lenguas indígenas por parte del resto de la población. A nadie le importa
conocerlas, excepto a algún que otro lingüista alemán o finlandés que se
adentra en las comunidades a estudiar lenguas que están a punto de desaparecer.
Tampoco es que tengamos problemas
serios con los indígenas (como en el caso de Australia); simplemente nos dan
igual, sabemos que están pero no les damos mucha importancia, y esa actitud
debe cambiarse de inmediato. Son culturas milenarias, riquísimas y valiosísimas
que deberíamos considerar, tomar en cuenta y aprender de ellas.
- ¿Se hablan aún muchas de estas lenguas indígenas?
- Como te digo, el tema de las
lenguas indígenas está muy mal. Voy a presentarles un proyecto que se llama Endangered Language Project, que de paso
les servirá para que se hagan una idea de nuestra situación lingüística: Endangered Language Project
Es un mapa bastante simple, en
realidad hay muchas más lenguas y dialectos, pero sirve de referencia.
- ¿Qué suele hacer la gente los fines de semana o al salir del trabajo? ¿Crees que tenemos muchas diferencias
en este aspecto?
- Las diferencias son abismales. Cuando
la gente sale del trabajo sabe que le esperan horas en el tráfico o empujones
en el transporte público; en realidad hay poco tiempo de esparcimiento.
Cuando tienes tiempo, por lo
general, vas a la playa o al Ávila. Sin embargo, no existe la cultura del paseo
o de recorrer la ciudad por placer como aquí.
- ¿Cuál es o son las fiestas más importantes que se celebran en tu país?
- Las fechas más esperadas son los
Carnavales, Semana Santa y Navidad. Normalmente, la gente va a la playa (bueno,
los de Caracas). Tengo que decir que en Caracas tenemos una visión bastante
egocéntrica del país: «Venezuela es Caracas, lo demás es monte y culebra».
- ¿Puedes contarnos alguna curiosidad sobre los eventos sociales? Por
ejemplo, ¿es muy distinta una boda o un cumpleaños de las que conocemos aquí?
- Las bodas se suelen hacer de
noche y normalmente son un fiestón que termina al día siguiente.
Lo más curioso del cumpleaños es
la canción que cantamos, que es muy, muy, muy larga. Además, se puede alargar
el tiempo que se quiera metiéndole cancioncitas en el medio.
- ¿Realmente cantáis esta canción completa?
- Sí, incluso más larga a veces.
- ¿Varía mucho el concepto de tiempo y horarios con los que conocemos aquí?
- La gente sale antes de la cama.
Entre las seis o seis y media de la mañana ya hay sol y la vida empieza desde
muy temprano. Eso sí, todo cierra antes y la gente se va a la cama antes que en
España.
En realidad es mucho más cómodo, porque te despiertas en cuanto sale el sol y te vas a casa cuando se pone. La
vida está totalmente acompasada con la luz solar. Después de estar casi tres
años en Barcelona todavía no me acostumbro a los horarios españoles. Todo
empieza muy tarde en la mañana, se almuerza y se cena tardísimo, y nos metemos
en la cama a altas horas de la noche; todo sin tomar en cuenta la luz solar. El
tema de los horarios me ha costado mucho. No obstante, creo que aquí la gente
es más relajada: siempre hay tiempo para tomarse una cervecita después del
trabajo, para dar un paseo por Gracia… Y repito: el buen funcionamiento de
transporte público es fundamental para poder llevar una vida así.
- ¿Podrías contarnos alguna costumbre que pueda parecer pintoresca a un
español que vaya a Venezuela?
- Creo que la primera vez que un
español oye nuestra canción de cumpleaños se queda impactado.
Otro tema muy pintoresco es la
santería. Allí todo el mundo es santero, le prenden velas a no sé qué
virgencita, a no sé qué santico. Se puede ver que mucha gente va «cruzada», es
decir protegida por santos, porque llevan collares o pulseras características.
Hay mucha gente que va totalmente vestida de blanco y con la cabeza cubierta,
no sé muy bien para qué sirve eso, pero es algo de santería.
Incluso está la
Corte Malandra. Malandro es un concepto muy difícil de describir, pero
básicamente es la corte de santos a los que rezan los delincuentes para que los
protejan. El santo de esta Corte es el Santo Malandro Ismael.
Santo Malandro Ismael |
- ¿Qué nos contarías sobre la música y baile de tu país? ¿Lleváis el
ritmo en el cuerpo como solemos creer?
- ¡Lo cierto es que aquí sufro
porque nadie sabe bailar! A mí no me gusta la salsa, ni el merengue o
similares, pero tengo que confesar que cada vez que oigo esa música se me
mueven los pies. No me gusta caer en tópicos, pero definitivamente llevamos el
ritmo en la sangre.
- ¿Qué te gustaría que conociéramos de Venezuela y crees que la gente
desconoce? ¿Qué nos recomendarías hacer si fuéramos a visitar el país?
- Si tuviera que recomendar un
sitio, diría uno que no encontrarán en ninguna otra parte: la Gran Sabana.
Lamentablemente, no he tenido el
placer de ir, pero no quiero morir sin haber estado allí. La Gran Sabana ofrece
paisajes únicos: ríos, mesetas, valles y tepuyes (las formaciones más antiguas
de la Tierra). Uno de los tepuyes es el Roraima, lugar que inspiró a Sir Arthur
Conan Doyle a escribir El Mundo Perdido,
historia que, a su vez, inspiró Jurasic
Park.
Otra maravilla en el paisaje es el Salto Ángel, el salto de agua más
alto del mundo y cuyo acceso es bastante complicado. Son tierras vírgenes
pobladas por comunidades indígenas; vale la pena verlo.
- ¿Y que cosas básicas debería saber si fuera a pasar una semana en casa de una
familia venezolana?
- Que comerás arepas todos los
días. Si estás allí el día que hay algún Miss, olvídate de cambiar el canal.
Seguramente te llamarán cada cinco segundos para saber si estás bien y
comprobar que no te hayan hecho daño.
Los hombres se te pegarán como
moscas, hay que tener cuidado, ¡tienen una labia latina peligrosa!
Por otro lado, te dirán que
hablas «españoleto», que eres gallega y que tienen un pariente español
(normalmente refiriéndose a gallego).
- Si deseas decir algo que no hayamos comentado y te apetece
contarnos, aquí tienes espacio para expresarte:
- La parte social y política de la
entrevista es muy complicada. Está todo muy resumido por razones obvias, pero
son temas que requieren paciencia.
Creo que, a lo largo de la
entrevista, queda reflejado que se trata de una persona curiosa, con muchas inquietudes,
por lo que si a alguien le apetece conocer todavía un poco más sobre Raquel, aquí podéis visitar el blog que escribe.
También os dejo el de David,
autor de la fotografía de Raquel que aparece más arriba y de este blog.
Para acabar de impregnarnos de
cultura venezolana, aquí va un grupo de música típica de la costa que me ha recomendado la entrevistada
y que, a mi entender, debe reflejar bastante bien el ritmo de su tierra a
juzgar por el sentimiento de nostalgia que le produjo escucharlo.
¡Que lo disfrutéis!
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