miércoles, 12 de marzo de 2014

Venezuela: «Chávez no es sinónimo de socialismo; se trata de un sistema corrupto y tercermundista»

Cuando pensamos en la historia de Venezuela, lo primero que suele venirnos a la cabeza es Chávez. En estos momentos, quizás tengamos más bien presente la situación actual que vemos en las noticias un día tras otro.

Pero, ¿y si tratamos de retrotraernos un poco más en el tiempo? Estas tierras, ya habitadas miles de años antes de que los españoles arribaran a sus costas, poseen una rica cultura fruto de una larguísima historia. Historia que muchos ignoramos, del mismo modo que desconocemos cómo son las gentes que habitan la región en la actualidad. Venezuela es mucho más que los conflictos políticos de los que nos informan los medios de comunicación, que, por otro lado, puede que no siempre sean como nos hacen ver o queremos creer.

Los primeros pobladores de los que tenemos noticias llegaron a lo que actualmente conforma el territorio de Venezuela hace unos quince mil años. Estos pueblos fueron desarrollándose hasta que, hace aproximadamente tres mil años, dio comienzo lo que hoy conocemos como periodo indígena, durante el cual numerosos pueblos de distintos orígenes poblaron la región.

En el siglo XVI dio comienzo la época colonial. Los españoles tenían dos propósitos en estas tierras: evangelizar a los aborígenes y extraer las riquezas. Posteriormente, cuando el territorio pasó a manos de los Welser, estos se dedicaron a la esclavización de indios: se registró la exportación de más de mil indígenas en menos de diez años.

A pesar de la resistencia que mostraron frente a los conquistadores algunos indios, de entre los cuales quizás el que más destacó fue Guaicaipuro, jefe de la tribu Caribe, las expediciones de los Welser se tradujeron en la destrucción de las sociedades indígenas en la mayoría del territorio. La administración de estas tierras durante varias décadas significó la búsqueda de El Dorado por parte de sus gobernantes junto con la instauración del terror entre las poblaciones autóctonas.

Ya avanzado el siglo XVI, el gobernador se estableció en Caracas debido al buen clima y a la privilegiada situación a salvo de piratas que plagaban las costas venezolanas. A finales del siglo XVIII comenzaron los primeros intentos de emancipación, la mayoría liderados por antiguos esclavos, criollos e incluso españoles influenciados por la Revolución Francesa. Sin embargo, no tuvieron mucho éxito y los cabecillas fueron apresados y algunos de ellos ahorcados.

No obstante, una pequeña parte de la población blanca criolla poseía un alto nivel educativo, lo que le posibilitó estar al corriente del panorama internacional, en el que se había producido la reciente Independencia de los Estado Unidos y Haití, así como la Revolución Francesa. Esto hizo aflorar un fuerte sentimiento de independencia. Entre 1810 y 1823, Francisco de Miranda, apoyado por los británicos, emprendió una expedición liberadora del país. El primer intento fue fallido; sin embargo, la segunda ocasión lo consiguió, y el 19 de abril de 1810 se inició la Revolución que llevaría a la Independencia de Venezuela.

Para conseguirla se sacrificaron miles de vidas, el país quedó arrasado y los intelectuales españoles fueron expulsados. También hubo venezolanos que no apoyaron la independencia y tuvieron que abandonar el país. A cambio, Venezuela se liberó del pago de impuestos coloniales y su ejemplo dio pie a la emancipación de otras colonias en Sudamérica.

Páez, uno de los militares más destacados que participaron en la Guerra de Independencia y líder del Partido Conservador, fue el principal gobernante de Venezuela tras la Revolución. Tras este, se sucedieron una serie de cambios en el poder, que fue pasando de un caudillo a otro y dio el nombre de «caudillismo» a este periodo. La muerte de Gómez, en 1935, marcó el fin de esta época, al mismo tiempo que acababa con una de las dictaduras más férreas que había conocido el país.

Posteriormente, se inició una transición hacia la democracia. Entre 1859 y 1863 conservadores y federalistas se enfrentaron dando lugar a una especie de guerra civil en la que los primeros defendían sus privilegios, mientras los segundos exigían la elección popular. Estos últimos vencieron y se consiguieron derechos tan básicos como el derecho a la vida o a la inviolabilidad del hogar.

Desde entonces se sucedieron numerosos líderes en el gobierno hasta que, en diciembre de 1998, los dos principales partidos perdieron y Hugo Chávez alcanzó el poder con una abrumadora mayoría. Al comenzar su mandato, Chávez convocó un referéndum que dio lugar a modificaciones en la constitución. El estado adquirió entonces el nombre de República Bolivariana de Venezuela, nombre que aún conserva en la actualidad.




En estos mapas podemos situar con más exactitud el país, que ocupa una extensión de 915 000 km2 entre su parte continental y sus numerosas islas; es decir, casi el doble que el territorio español. Tiene una población de casi 32 000 000 habitantes, de los cuales unos dos millones viven en su capital, Caracas.

Para conocer un poquito más sobre esta región, he contado con la ayuda de Raquel. A pesar de tener una abuela galleguiña de las que habitan aldeas remotas en tierras de Breogán, Raquel nació y creció en Venezuela y no se asentó en España hasta que, hace tres años, cambió su residencia por Barcelona. Y en Barcelona es donde nos conocimos aprendiendo a traducir dolores a la palpación, hernias inguinales y otras patologías y cirugías varias.





Raquel Aquino; Caracas, Venezuela.

Fotografía de David Paradela
- Háblanos un poco de tu ciudad. Muchas veces me has contado que Caracas es una urbe complicada para vivir, ¿a qué se debe? ¿Es así el resto del país?

- Caracas es una ciudad complicada, básicamente porque reina el caos. El tráfico es impresionante: un desplazamiento que normalmente se haría en quince minutos puede tardar horas. Hay muchísimos vehículos, en parte porque no se puede confiar en el transporte público y porque normalmente es más «seguro» moverse en carro. Sin embargo, tenemos algo bellísimo que nos alegra el día a todos: el Ávila. Es la montaña que nos separa de la playa, y nos encanta porque pinta de verde la ciudad y es un buen lugar para pasear y hacer ejercicio.

Respecto al resto del país, hay otras ciudades grandes, pero no creo que sean tan caóticas como Caracas.


- ¿Qué es lo que más echas de menos de Venezuela?

- El clima. Es una gran suerte tener un verano eterno; no tienes que preocuparte por estar cambiando de ropa varias veces al año y puedes ir a la playa cuando quieras.

El clima de Caracas para mí es ideal, oscila entre los 17 ºC y los 28 ºC, dependiendo del mes y de la zona, pero siempre es agradable, nunca hace demasiado frío ni demasiado calor, no es ese calor pegajoso de Barcelona durante el verano.


- ¿Y qué dirías que es lo que más te gusta de vivir en Barcelona en lugar de en Venezuela?

- La sensación de seguridad. Allí tienes que caminar con un ojo en la nuca para comprobar constantemente que nadie te sigue, tienes que tener las llaves de la casa o del carro preparadas para no perder ni un segundo buscándolas en la puerta y, definitivamente, no te puedes quedar charlando tranquilamente en la calle. La gente que nunca ha tenido que hacer cosas como estas no se imagina el valor que le doy a la seguridad.

También me gusta el transporte público. Sé que la gente se queja de Renfe y del metro, pero aquí el transporte público, por lo general, funciona.


- Imagino que si te preguntara qué cosas crees que deberían cambiar en tu país, me dirías unas cuantas. Pero, ¿podrías decirnos qué cambiarías si pudieras? ¿Qué reformas crees que deberían tener lugar? ¿Consideras que la población debería cambiar su mentalidad para poder llevar a cabo esos cambios?

- Obviamente, lo primero que me gustaría cambiar es la inseguridad: las cifras de muertes violentas y secuestros son horrorosas. Creo que estar pasando miedo todo el tiempo te impide disfrutar y hacer tus actividades cotidianas con normalidad. Pero sí, tienes razón, tengo una lista infinita de cosas que me gustaría cambiar en Venezuela. La mentalidad es una de ellas: no podemos seguir esperando al presidente-mesías; los problemas se deben solucionar desde diferentes puntos, empezando por el hogar. Desde hace muchos años, los gobernantes nos han metido en la cabeza que son omnipotentes. Me refiero a los presidentes, porque las demás instancias están un poco de adorno. La figura del presidente tiene demasiado poder para mi gusto. Los cambios se deben hacer desde la base: la familia, la escuela pública (no me extenderé en este tema porque necesitaríamos una entrevista completa), las juntas vecinales, etc.

Otra cosa que hay que cambiar urgentemente es lo que llamamos la «viveza criolla», que consiste en una actitud de malote de patio de escuela. Ejemplo tonto: hay doscientas personas haciendo cola, pero me da igual, voy a pasar el primero por mi cara bonita o por mi bolsillo lleno. Esta actitud está totalmente generalizada, está presente en todos los ámbitos de la sociedad y se fomenta desde que somos niños. Es un sálvese quien pueda constante y que realmente dificulta el orden y el buen funcionamiento de las cosas. Es ser un desconsiderado y es no tener un mínimo de respeto por la persona que tienes al lado. Es lograr tu objetivo sin importar a quién te llevas por delante.


- ¿Puedes hablarnos un poco de tu visión sobre la política venezolana y cómo crees que lo ve la población? ¿El gobierno goza realmente de un fuerte apoyo por parte del pueblo?

- A mi juicio, el principal problema es que la figura del presidente tiene demasiado poder; sus funciones deberían estar más repartidas y no debería poder tomar tantas decisiones sin ningún tipo de filtro o permiso. Esta situación se refuerza por lo que comentaba antes: la gente no quiere un presidente, quiere un mesías salvador.

No puedo hablar de los gobiernos anteriores a Chávez porque yo sólo tenía diez años cuando lo eligieron presidente, pero estoy segura de que él empeoró esta situación; se puso todos los focos sobre él y no permitió que otros hicieran su parte.

Actualmente, la población está muy dividida, básicamente mitad y mitad. Sé que muchos no estarán de acuerdo conmigo y dirán que en las elecciones ha habido trampa. Yo no creo que haya habido fraude como tal durante las elecciones; sin embargo, hay otros sistemas previos a las elecciones que han convencido u obligado a la gente a votar por el gobierno actual. Por ejemplo, mi familia tiene una casa Paparo, un pueblo de costa, donde la gente ha estado olvidada y marginada toda la vida. El gobierno de Chávez se preocupó por darles dinero, casas, comida, electrodomésticos, etc. Obviamente, eso no tendría que ser así: esa gente debería ser capaz de comprarse sus propias cosas y no recibir migajas de nadie. Sin embargo, el punto es que los habitantes de ese pueblo, sin dudarlo, han votado y seguirán votando por las únicas personas que han pensado en ellos, porque aunque no los enseñen a pescar, les regalan peces de vez en cuando. También hay muchísima gente que se está beneficiando del gobierno y está ganando cantidades ingentes de dinero y, finalmente, están los chavistas convencidos, los que creen en la revolución y en el proceso (y este grupo es muy numeroso).

Lo que pasa con la gente de la oposición venezolana es que, por lo general, son exageradamente de derecha católica, muy personalistas y tienden a creer que el país es la calle donde viven, no se dan cuenta de que hay otras realidades. Yo no he encontrado ninguna propuesta que me parezca seria y a la medida de nuestra compleja situación. Eso sí, es muy importante destacar que cuando la gente protesta lo hace por problemas gravísimos que encuentra en su día a día, aquí no hay tendencia política que valga.


- ¿Crees que en España conocemos la situación tal y como se vive allí? ¿Cuál es tu opinión sobre aquellas personas que se muestran a favor de la política venezolana en Europa o en España?

- En mi opinión, en España están bastante confundidos con el tema Venezuela. Que el color de Chávez sea el rojo no quiere decir absolutamente nada. Varias veces me han dicho: «yo soy Chavista porque soy anarquista, comunista, socialista o rojo». Cuando me dicen eso me confirman que, o no son para nada lo que afirman ser, o están muy mal informados. Eso no es ni comunismo, ni socialismo, ni mucho menos anarquismo; en realidad es un sistema corrupto, tercermundista y bananero.

Considero que quienes están a favor desde aquí no tienen ni idea de lo que está pasando allí. La revolución se ve muy bonita desde lejos, pero si supieran lo que es la inseguridad, el desabastecimiento, el control de divisas, los grupos armados que defienden la revolución, los apagones constantes, la inflación, la impunidad, la devaluación, la inexistencia de proyectos ambientales, la muy deficiente recolección de la basura, la falta de insumos en los hospitales, la situación deplorable de la educación pública, la sobrepoblación en las cárceles, la corrupción administrativa, policial y judicial, y un largo etcétera, seguramente cambiarían de opinión.


- Últimamente estamos viendo que en tu país se vive una situación especialmente complicada; ¿podrías explicarnos brevemente y desde tu punto de vista por qué se ha desencadenado lo que está sucediendo?

- Como he comentado antes, el gobierno (Chávez - Maduro) no ha sido capaz de solucionar o mitigar nuestros problemas, sino más bien todo lo contrario. La gente está muy cansada de pasar tantos trabajos todos los días. Esto se juntó con que los «líderes» de la oposición (a los que no les tengo ni una pizca de respeto) convocaron una serie de manifestaciones llamadas «La Salida» y, básicamente, pidieron a los venezolanos que tomaran las calles.

Nicolás Maduro, a quien a mi parecer le faltan veinticinco dedos de frente, en vez de tratar de calmar los ánimos, escuchar a su gente y ponerse a trabajar de una vez por todas, empezó con las amenazas y con el mismo cuento de «quieren un golpe de estado organizado por la CIA», «los gringos mandan a sus hordas fascistas pitiyanquis» y otras tonterías por el estilo.


- ¿Crees que lo que nos llega a través de las noticias es cierto, o no es del todo como nos lo cuentan?

- La información que tenemos es la que nos llega a través de las redes sociales, por lo que es muy fácil que la gente se confunda, se creen rumores, se manipulen fotos y similares. Los medios de comunicación o son muy chavistas, o son muy opositores o están censurados (es decir, como si no existieran).


- ¿Cómo crees que vemos en España a Venezuela? ¿Hay muchos prejuicios? ¿Crees que algunas de esas ideas preconcebidas son ciertas?

- Siempre me dicen dos cosas cuando se enteran de que soy venezolana: Chávez y Miss Venezuela.

Es triste porque Venezuela es mucho más que Chávez. Con respecto al Miss, sí, es una vergüenza. Así como aquí se paraliza el país para ver un Barça-Madrid, allí se paraliza cuando hay algún tipo de certamen, algo que considero asqueroso y machista.


- Imagino que las culturas venezolana y española difieren en muchas cosas, algunas muy visibles y otras se notarán con el día a día, en los pequeños detalles. ¿Qué cosas te chocaron más de nuestro país? ¿Te costó integrarte en España? ¿Crees que a un español le costaría integrarse en la sociedad venezolana?

- Creo que «integrarse», por llamarlo de alguna manera, depende de uno mismo. A mí nunca me han tratado mal, todo lo contrario, me he encontrado con gente espectacular. Los emigrantes tenemos que ser conscientes de que los que estamos llegando somos nosotros, no podemos pretender que la gente cambie y se amolde a nuestros gustos. Se dice que los catalanes son cerrados y tacaños, pero no estoy de acuerdo; siempre se han interesado por mí, me preguntan cosas sobre Venezuela, les fascina que les hable en catalán y nunca he tenido que pelearme con ellos porque no quieran pagar la cuenta.

Se dice que los venezolanos son abiertos, jodedores y panas (es decir, amigables, que están de broma todo el día). En líneas generales es cierto, pero por otro lado son menos tolerantes con temas que aquí están superados (aunque últimamente veo retrocesos con el gobierno de Rajoy): homosexualidad, aborto, empoderamiento de la mujer, sida, etc. Así que lo de ser abierto o cerrado me parece bastante relativo.


- ¿Qué se conoce en Venezuela de la historia anterior a la colonización? ¿Crees que en Europa ignoramos esa parte de la historia?

- Realmente se conoce muy poco. Actualmente, las comunidades indígenas están bastante marginadas y olvidadas por la sociedad. Un claro ejemplo de ello es el desconocimiento total de las lenguas indígenas por parte del resto de la población. A nadie le importa conocerlas, excepto a algún que otro lingüista alemán o finlandés que se adentra en las comunidades a estudiar lenguas que están a punto de desaparecer.

Tampoco es que tengamos problemas serios con los indígenas (como en el caso de Australia); simplemente nos dan igual, sabemos que están pero no les damos mucha importancia, y esa actitud debe cambiarse de inmediato. Son culturas milenarias, riquísimas y valiosísimas que deberíamos considerar, tomar en cuenta y aprender de ellas.


- ¿Se hablan aún muchas de estas lenguas indígenas?

- Como te digo, el tema de las lenguas indígenas está muy mal. Voy a presentarles un proyecto que se llama Endangered Language Project, que de paso les servirá para que se hagan una idea de nuestra situación lingüística: Endangered Language Project

Es un mapa bastante simple, en realidad hay muchas más lenguas y dialectos, pero sirve de referencia.


- ¿Qué suele hacer la gente los fines de semana o al salir del trabajo? ¿Crees que tenemos muchas diferencias en este aspecto?

- Las diferencias son abismales. Cuando la gente sale del trabajo sabe que le esperan horas en el tráfico o empujones en el transporte público; en realidad hay poco tiempo de esparcimiento.

Cuando tienes tiempo, por lo general, vas a la playa o al Ávila. Sin embargo, no existe la cultura del paseo o de recorrer la ciudad por placer como aquí.


- ¿Cuál es o son las fiestas más importantes que se celebran en tu país?

- Las fechas más esperadas son los Carnavales, Semana Santa y Navidad. Normalmente, la gente va a la playa (bueno, los de Caracas). Tengo que decir que en Caracas tenemos una visión bastante egocéntrica del país: «Venezuela es Caracas, lo demás es monte y culebra».


- ¿Puedes contarnos alguna curiosidad sobre los eventos sociales? Por ejemplo, ¿es muy distinta una boda o un cumpleaños de las que conocemos aquí?

- Las bodas se suelen hacer de noche y normalmente son un fiestón que termina al día siguiente.

Lo más curioso del cumpleaños es la canción que cantamos, que es muy, muy, muy larga. Además, se puede alargar el tiempo que se quiera metiéndole cancioncitas en el medio.



- ¿Realmente cantáis esta canción completa?

- Sí, incluso más larga a veces.


- ¿Varía mucho el concepto de tiempo y horarios con los que conocemos aquí?

- La gente sale antes de la cama. Entre las seis o seis y media de la mañana ya hay sol y la vida empieza desde muy temprano. Eso sí, todo cierra antes y la gente se va a la cama antes que en España.

En realidad es mucho más cómodo, porque te despiertas en cuanto sale el sol y te vas a casa cuando se pone. La vida está totalmente acompasada con la luz solar. Después de estar casi tres años en Barcelona todavía no me acostumbro a los horarios españoles. Todo empieza muy tarde en la mañana, se almuerza y se cena tardísimo, y nos metemos en la cama a altas horas de la noche; todo sin tomar en cuenta la luz solar. El tema de los horarios me ha costado mucho. No obstante, creo que aquí la gente es más relajada: siempre hay tiempo para tomarse una cervecita después del trabajo, para dar un paseo por Gracia… Y repito: el buen funcionamiento de transporte público es fundamental para poder llevar una vida así.


- ¿Podrías contarnos alguna costumbre que pueda parecer pintoresca a un español que vaya a Venezuela?

- Creo que la primera vez que un español oye nuestra canción de cumpleaños se queda impactado.

Otro tema muy pintoresco es la santería. Allí todo el mundo es santero, le prenden velas a no sé qué virgencita, a no sé qué santico. Se puede ver que mucha gente va «cruzada», es decir protegida por santos, porque llevan collares o pulseras características. Hay mucha gente que va totalmente vestida de blanco y con la cabeza cubierta, no sé muy bien para qué sirve eso, pero es algo de santería. 
Incluso está la Corte Malandra. Malandro es un concepto muy difícil de describir, pero básicamente es la corte de santos a los que rezan los delincuentes para que los protejan. El santo de esta Corte es el Santo Malandro Ismael.

Santo Malandro Ismael

- ¿Qué nos contarías sobre la música y baile de tu país? ¿Lleváis el ritmo en el cuerpo como solemos creer?

- ¡Lo cierto es que aquí sufro porque nadie sabe bailar! A mí no me gusta la salsa, ni el merengue o similares, pero tengo que confesar que cada vez que oigo esa música se me mueven los pies. No me gusta caer en tópicos, pero definitivamente llevamos el ritmo en la sangre.


- ¿Qué te gustaría que conociéramos de Venezuela y crees que la gente desconoce? ¿Qué nos recomendarías hacer si fuéramos a visitar el país?

- Si tuviera que recomendar un sitio, diría uno que no encontrarán en ninguna otra parte: la Gran Sabana.

Lamentablemente, no he tenido el placer de ir, pero no quiero morir sin haber estado allí. La Gran Sabana ofrece paisajes únicos: ríos, mesetas, valles y tepuyes (las formaciones más antiguas de la Tierra). Uno de los tepuyes es el Roraima, lugar que inspiró a Sir Arthur Conan Doyle a escribir El Mundo Perdido, historia que, a su vez, inspiró Jurasic Park.

Otra maravilla en el paisaje es el Salto Ángel, el salto de agua más alto del mundo y cuyo acceso es bastante complicado. Son tierras vírgenes pobladas por comunidades indígenas; vale la pena verlo.


- ¿Y que cosas básicas debería saber si fuera a pasar una semana en casa de una familia venezolana?

- Que comerás arepas todos los días. Si estás allí el día que hay algún Miss, olvídate de cambiar el canal. Seguramente te llamarán cada cinco segundos para saber si estás bien y comprobar que no te hayan hecho daño.

Los hombres se te pegarán como moscas, hay que tener cuidado, ¡tienen una labia latina peligrosa!

Por otro lado, te dirán que hablas «españoleto», que eres gallega y que tienen un pariente español (normalmente refiriéndose a gallego).


- Si deseas decir algo que no hayamos comentado y te apetece contarnos, aquí tienes espacio para expresarte:

- La parte social y política de la entrevista es muy complicada. Está todo muy resumido por razones obvias, pero son temas que requieren paciencia.




Creo que, a lo largo de la entrevista, queda reflejado que se trata de una persona curiosa, con muchas inquietudes, por lo que si a alguien le apetece conocer todavía un poco más sobre Raquel, aquí podéis visitar el blog que escribe.

También os dejo el de David, autor de la fotografía de Raquel que aparece más arriba y de este blog.



Para acabar de impregnarnos de cultura venezolana, aquí va un grupo de música típica de la costa que me ha recomendado la entrevistada y que, a mi entender, debe reflejar bastante bien el ritmo de su tierra a juzgar por el sentimiento de nostalgia que le produjo escucharlo. 

¡Que lo disfrutéis!



No hay comentarios:

Publicar un comentario