jueves, 27 de febrero de 2014

Bosnia: «durante mi infancia nunca me pareció tan grave la situación; fui consciente de la magnitud del conflicto años después»

Tras surgir la idea de comenzar este blog, me puse rápidamente manos a la obra y contacté con amigos y conocidos de distintos lugares del mundo. Casi todos ellos aceptaron la idea de colaborar, incluso aplaudieron mi iniciativa y consideraron un honor el poder formar parte del proyecto. No obstante, la falta de tiempo impide a veces hacerlo en espacios de tiempo más bien breves, lo que me llevó a pensar en cómo encontrar nuevas víctimas a las que abordar. 



Se me ocurrió entonces una idea: hace algún tiempo, decidí conocer gente nueva a la vez que practicar idiomas a través de una web en la que hablantes de distintas lenguas buscan personas con las que realizar intercambios lingüísticos. Reparé, ya entonces, en la posibilidad que esto me brindaba de conocer realidades muy distintas a la mía. Así que me dije a mí misma: ¿por qué no proponerle a los usuarios de la página colaborar en este proyecto? 



Pues así lo hice, y de esta manera conocí a Damir. Sus orígenes me parecieron de lo más interesante: nació en Croacia pero ha pasado la mayor parte de su vida en Bosnia. Hace aproximadamente un año se trasladó a Barcelona para realizar un doctorado en inteligencia artificial, y ha sido en esta ciudad donde hemos coincidido. 

Debo decir que no esperaba encontrar una persona tan expresiva, cercana y abierta, algo que quizás me sirvió para deshacerme de muchas ideas preconcebidas desde el primer momento. 

Del mismo modo que en la publicación anterior, y del mismo modo, me temo, que en las sucesivas, creo que entenderemos mucho mejor la charla que mantuvimos si ubicamos un poco el lugar del que procede. 






El nombre oficial del país es Bosnia y Herzegovina, las dos regiones que lo componen. Su capital y al mismo tiempo ciudad más poblada es Sarajevo. El país tiene una superficie, para hacernos una idea, casi igual a la de la Comunidad de Aragón, aunque cuadruplica la población de esta última. 

Obtuvo su independencia en 1992; sin embargo, hasta conseguirlo su pueblo fue testigo de guerras y limpiezas étnicas que seguramente, y por desgracia, son los acontecimientos más conocidos de la región. 

Los primeros pobladores de los que se tiene conocimiento ya habitaban la península en el siglo IV a.C. Un siglo más tarde, se incorporó lo que hoy conocemos como Bosnia al Imperio Romano, aunque no fue denominada de tal modo hasta formar parte del Imperio Bizantino. 

Conformó un reino independiente entre los siglos XII y XV, hasta que los turcos conquistaron sus territorios y los anexionan al Imperio Otomano, que trajo de la mano la religión islámica, a la que se convirtió la mayor parte de la población. Bosnia estuvo bajo dominio otomano desde el siglo XV hasta el XIX, a excepción de un breve lapso de tiempo durante el cual el control pasó a manos de los austriacos. 

Cuando Rusia declaró la guerra al Imperio Otomano, estalló un conflicto que finalizó con la administración de los territorios bosnios por parte del Imperio austro-húngaro, hasta acabar anexionándose al mismo. Durante esta época se consiguió un periodo de paz entre los distintos pueblos del territorio. 

El Imperio austro-húngaro se disolvió con el fin de la Primera Guerra Mundial y Bosnia integró entonces el Reino de los serbios, croatas y eslovenos, que en 1929 adoptó el nombre de Yugoslavia. La traducción de esta última sería «Tierra de los eslavos del sur», de las voces en lengua serbia Yug, «sur» y Slavija, «tierra de eslavos». 

A pesar del intento inicial de establecer una cohesión política y económica entre las destinas regiones que componían el reino, las tensiones llevaron al Rey a optar por un régimen dictatorial. A partir de este momento, la región de Serbia se consolidó como el eje predominante, lo que reavivó las diferencias internas, hasta que finalmente el Rey fue asesinado. Durante la Segunda Guerra Mundial, Alemania tomó el control del país, que acabó dividiéndose en zonas ocupadas por tropas alemanas, italianas, búlgaras, húngaras y rumanas. 

Tras la Guerra, se formó la República Federal Popular de Yugoslavia, que restableció el orden socialista y, casi veinte años más tarde, adoptó el nombre definitivo de República Federativa Socialista de Yugoslavia. Bosnia pasó a ser una de las seis repúblicas socialistas junto con Croacia, Eslovenia, Macedonia, Montenegro y Serbia. El líder más relevante durante todo este periodo fue el Mariscal Tito, que trató de disipar las identidades nacionalistas de las seis repúblicas. Sin embargo, nunca logró eliminarse la multitud de expresiones culturales, religiosas y étnicas que compartían territorios en casi todas las repúblicas. 


En Bosnia, como en otras repúblicas, existía una gran correlación entre la identidad étnica y religiosa: el 88% de los bosniocroatas eran católicos, el 90% de los bosnios musulmanes y el 93% de los serbobosnios cristianos. 

Tras la muerte de Tito, las tensiones nacionalistas se reavivaron. Las primeras repúblicas que declararon su independencia fueron Eslovenia y Croacia, seguidas de Macedonia y Bosnia. 

Es importante ser consciente del panorama que existía en la península en lo que a diversidad étnica se refiere para comprender los enfrentamientos que tuvieron lugar cuando, en 1992, Bosnia proclamó su independencia. 

A continuación os dejo dos mapas que representan la distribución étnica de Yugoslavia en 1992 y la de Bosnia en 1993. En cada zona se indica la mayoría étnica existente. 






Como íbamos diciendo, cuando Bosnia declaró su independencia, que fue apoyada por bosnios y biosniocroatas, la mayoría de serbiobosnios, en torno a un 30% de la población del país, se opuso. Estos fueron apoyados por el resto de serbios, que habitaban en otras zonas de la región balcánica. Por otro lado, los croatas que residían en la zona de Herzegovina acabaron enfrentándose a los bosnios debido al interés por anexionar esa zona a su país. 

La guerra de Bosnia tuvo como resultado una brutal limpieza étnica y fue, con mucho, el conflicto más sangriento de cuantos tuvieron lugar en Yugoslavia. En 1995, se firmaron los acuerdos de Paz de Dayton y se puso fin a la guerra. 

Y tras este pequeño preámbulo, veamos qué nos contó Damir sobre su país. 



Damir Lotinac; Sarajevo, Bosnia. 

Me has comentado que naciste en Croacia pero siempre has residido en Bosnia. ¿Puedes contarnos algo sobre tu ciudad para que nos hagamos una idea de cómo es? 

- Desde pequeño he vivido en Sarajevo. Es una ciudad grande para el tamaño estándar de las ciudades bosnias, aunque no puede compararse con Barcelona, por ejemplo. Se ha ido edificando de forma alargada ya que está rodeada de montañas que impiden cualquier otra distribución. 

Fue fundada por los otomanos, de los que conservamos mezquitas, una biblioteca… e incluso alguna que otra palabra en su lengua. En esa época la ciudad gozaba de cierta importancia, puesto que llegó a ser la segunda ciudad más poblada, después de Estambul. 

Creo que es un sitio que merece la pena visitar: es curioso poder encontrar en un espacio de unos 400 metros cuadrados una mezquita, una sinagoga, una iglesia ortodoxa y una iglesia católica. 

Esta variedad cultural está presente casi de forma constante. En Sarajevo se encuentra también el segundo cementerio judío más grande de Europa; creo que el primero está situado en Praga. 

- Efectivamente, se trata de un lugar en el que coexisten culturas diferentes, algo que históricamente ha originado muchas rivalidades. A día de hoy, ¿siguen estando muy marcadas estas diferencias? ¿Podrías decirnos si practicas alguna creencia? 

- Creo que se respeta bastante la libertad en cuanto a creencias religiosas. Convivimos en paz entre nosotros, a pesar de lo que se pueda pensar. Existen muchos prejuicios, creo que especialmente en lo referente al Islam. En cuanto a mí, me considero totalmente agnóstico. 

- ¿A qué te refieres exactamente con los prejuicios sobre la práctica del Islam? 

- Creo que a la gente de otras zonas puede chocarle en cierta manera que en Europa del este haya musulmanes. Es decir, es normal que, por razones históricas y culturales, tendamos a pensar en países árabes cuando hablamos de musulmanes. Sin embargo, hay que tener en cuenta que fuimos conquistados por los turcos otomanos. Cuando estos llegaron a Bosnia, respetaron todos los credos, pero ofrecieron ciertas ventajas a aquellos que se convirtieran al Islam. Los musulmanes no pagaban impuestos, mientras el resto de la población sí lo hacía, por lo que no fueron pocos los que no se lo pensaron. De ahí viene la tradición musulmana en mi país. No obstante, uno tiende a imaginar mujeres con velo e islamistas radicales. Se piensa en un estereotipo y esa realidad no se asemeja a la de Bosnia. 

- ¿Puedes explicarnos cómo se vive el Islam en Bosnia? 

- Considero que, junto con Turquía, Bosnia es el único país con una parte importante de población musulmana y un pensamiento más liberal en cuanto a la religión. Los musulmanes bosnios no siguen la doctrina de su religión al pie de la letra. 

Para que me entiendas, sería un poco como un católico en España, como suele serlo la gran parte de la población. Aunque tu familia esté educada en la tradición católica, probablemente no vas a la iglesia cada domingo, no rezas, no cumples lo que dicta esa religión... Es algo así. Los musulmanes bosnios toman alcohol, no acuden a la mezquita ni rezan el número de veces que establecen sus creencias, por ejemplo. 

Creo que a la gente hoy en día le gusta divertirse al fin y al cabo, y eso es lo que hacen, pertenezcan a una u otra religión. Personas de distintas creencias pueden salir juntas a pasarlo bien y no harán cosas que difieran mucho, por lo general. 

- Imagino, por tu edad, que viviste el conflicto bosnio. ¿Qué puedes contarnos, desde tu perspectiva, de esa situación? ¿Residiste en Sarajevo ese tiempo? 

Por suerte, durante la guerra no perdí familiares ni amigos, por lo que es un tema del que puedo hablar con total tranquilidad, a diferencia de otra gente de la zona. 

Considero como una experiencia más en mi vida haber vivido una guerra; no es que sea algo positivo, pero tampoco lo recuerdo como una época tan mala. Por ponerte un ejemplo, cuando pienso en mi infancia, recuerdo a un profesor muy bueno que tuvimos. Nos explicó qué debíamos hacer cuando comenzó la guerra ya que las aulas en los colegios e institutos dejaron de utilizarse. 

Las clases tenían lugar en sótanos que permitían estar seguros en caso de bombardeos. La ciudad de Sarajevo, en la que efectivamente residí también durante el periodo del conflicto, fue sitiada durante casi cuatro años, así que teníamos que tratar de continuar con nuestra vida. 

Recuerdo que, la primera vez que me llevaron al nuevo colegio, me escapé corriendo a casa, porque no entendía qué hacía allí. Después comprendí que era mi nueva escuela. 

La vida social tenía lugar en los sótanos de los edificios o en las casas de vecinos, dado que no podíamos salir a la calle con normalidad, nos reuníamos en casas de unos y otros, compartíamos el tiempo con nuestros vecinos, y también la comida. Eso dejó de hacerse cuando acabó la guerra, y la gente volvió a vivir dentro de un edificio, pero sin relacionarse con sus vecinos. Es algo que algunas personas echan en falta. 

En ocasiones pasaban varios días durante los cuales había mucha calma en la ciudad, por lo que la gente se confiaba y volvía poco a poco a salir a la calle. Era entonces, normalmente, cuando volvían a bombardear, por lo que el daño causado era muy grande. 

En cuanto a mi infancia, a mi visión personal de los hechos, no lo recuerdo como algo tan traumático como pueda pensarse. Yo era solo un niño y no entendía muy bien qué pasaba. Era consciente de que alguna gente moría, tenía miedo por mi padre, por ejemplo, que era piloto de helicóptero y sabía que podía pasarle algo. Pero no fui consciente de la magnitud de lo que viví hasta que crecí y empecé a leer y entender de qué había sido testigo realmente. 

- Muchas veces se ha hablado de los problemas que las minas causaron tras la guerra ¿qué opinas al respecto? 

- Creo que se ha exagerado un poco la cuestión. Las minas en Bosnia no suponen un problema para la población. Tras la guerra, hubo especialistas encargados de eliminarlas. Por otro lado, allí donde pudiera existir peligro, se señaliza y se corta el paso. Si a pesar de ello te adentras en el lugar, es lógico que corras riesgos. 

- Hace tiempo leí que, durante varios años, hubo cuatro monedas en circulación en Bosnia: la croata, la bosnia, la serbia y el marco alemán. ¿Qué puedes contarnos sobre esto? 

- Imagino que se refería a la circulación de distintas monedas dentro del país debido a las fronteras que cruzas constantemente. Ten en cuenta que, aunque estés en una punta del país, en cuatro horas puedes haber llegado al otro extremo y pasar la frontera. Es normal, por tanto, que se diera esa situación. No obstante, desde el 98 se estableció una moneda oficial, el marco convertible. En los billetes hay estampadas imágenes de literatos, ya que cada uno quería poner sus propios motivos y figuras importantes y esta fue la manera de que nadie se sintiera ofendido. 

- Cambiando un poco de tema, ¿qué aspectos son los que más te gustan de tu país? 

- Creo que somos muy irónicos. Es algo propio de toda la región balcánica, no solo de Bosnia. Echo de menos ese tipo de sentido del humor en la gente. También nos gusta reírnos de nosotros mismos. Eso y el humor negro. 

- ¿Y qué es lo que te gustaría cambiar? 

- Somos muy vagos. En eso debo decir que nos parecemos a vosotros. Lo que pueda hacerse en otro momento, ya se hará. He aprendido una expresión que lo refleja bastante bien en castellano: «vale, vale». 

- Háblanos de alguna tradición en Bosnia, algo que eches especialmente de menos… 

- ¡El café! Es nuestra bebida nacional. Tomamos café incluso cuando salimos por la noche. En Bosnia lo normal es tomarte cuatro o cinco cafés diarios. Además, siempre lo acompañamos con agua. Cuando pides un café en un bar, automáticamente te sirven un vaso de agua al lado, para que puedas beber ambas cosas. Aquí suelen extrañarse cuando lo hago. 

- Y de nuestra cultura, ¿qué cosas son las que más te han chocado? 

- Hay una en especial que me sorprendió mucho: el Caga tió (tradición navideña catalana). La primera vez que lo vi me reí mucho: había dos profesores de mi universidad bailando y dando golpes a un cacho de madera y yo no entendía qué hacían. 

- ¿Cómo se celebra la Navidad en tu país? Imagino que también existirá alguna tradición particular. 

- En mi país todos celebramos la Navidad, independientemente de nuestras creencias. Existe Papá Noel, que trae regalos a los niños, aunque a diferencia de otros países, puede traerlos cualquier día durante la época navideña, no hay una fecha establecida. 

- ¿Incluso los musulmanes lo celebran? 

- Sí, supongo que es lógico. No lo celebran en el sentido religioso, pero en cierto comparten la tradición con amigos, vecinos... Si todos los niños tienen sus regalos, no querrás que el tuyo sea diferente. Así que en una familia cuyos padres sean musulmanes, habrá un árbol de Navidad y regalos de Papá Noel. Sin embargo, no lo ven como una festividad religiosa.

- ¿Celebran también el Ramadán? 

- También, aunque para nosotros es algo totalmente normal. Si, por ejemplo, sales a tomar algo con un amigo y resulta que es la época del Ramadán, a lo mejor pides dos cosas y te tomas tú las dos. De todas formas, no se vive tanto como en otros países; si en época de Ramadán vas a Bosnia, lo más probable es que ni te des cuenta. 

- ¿Qué puedes contarnos sobre el contacto físico? ¿Difiere mucho entre nuestra la cultura y la vuestra? 

- Creo que no tanto, aunque si hay algunas diferencias. Por ejemplo, cuando conoces a alguien, o ves a una persona que no es muy cercana a ti, no es normal besarla; generalmente le darás la mano. A una amiga, en cambio, sí le darás dos besos, algo que entre dos amigos nunca sucede. Me refiero a dos hombres; supongo que se trata de una aversión hacia la homosexualidad. 

- ¿Crees que la sociedad rechaza la homosexualidad? 

- No sé si se trata de eso exactamente, creo que es más bien una forma de machismo. No hay tanto problema con dos mujeres homosexuales como con dos hombres. Quizás en las grandes ciudades esté algo más aceptado, pero desde luego no en localidades pequeñas. No es lo más común ver a dos personas del mismo sexo de la mano o dándose un beso en mitad de la calle; probablemente a la gente no le agradaría demasiado. 

- ¿Qué opinas respecto a los prejuicios que existen en torno a Bosnia? 

- Creo que tener prejuicios como tal no es algo malo. Quiero decir que todos tenemos algún prejuicio. Seamos honestos, el mundo es muy grande, y hay infinidad de cosas que ni tú ni yo conocemos sobre él. Es lógico, por tanto, que creemos ideas preconcebidas sobre esos lugares. Lo que no es tan bueno es no cuestionarse si esas ideas son ciertas, dejar que los prejuicios nos nublen y no ver la realidad. 

Tras terminar mis estudios, hice un máster en Suecia. Allí, por ejemplo, la gente tenía un estereotipo construido en torno a nuestro pueblo: pensaban que no teníamos para comer y vivíamos en la más absoluta pobreza. En parte lo entiendo, ya que muchos refugiados huyeron a ese país durante le guerra, pero creo que es importante tratar de conocer más allá de los prejuicios. 

Otro ejemplo es una película estadounidense bastante reciente en la que hacían un comentario mediante el que afirmaban que en Bosnia no tenemos carreteras, pero sí Facebook. 

- Si pudieras dirigirte a esas personas que creen que los clichés sobre Bosnia son ciertos, ¿qué les dirías? 

- Me gustaría hacerles ver no es un país en ruinas donde todo está destruido. 

Por otro lado, hay una parte de la sociedad que cree necesario enviar a representantes procedentes de la Unión Europea para poner paz entre nosotros. No somos un país incivilizado, como muchos piensan. Considero que tenemos una serie de derechos que no existen en otros países. En Bosnia, por ejemplo, una mujer puede abortar, algo que en otros países más desarrollados se están planteando no permitir o directamente está prohibido. 

- ¿Puedes hablarnos de la música bosnia? 

- Sobre la música tradicional de Bosnia te recomiendo la página sevdalinkas. La lleva un amigo, que por cierto es español, y ahí puedes encontrar muchas cosas interesantes sobre el tema. 

También puedo contarte que, últimamente, ha surgido en toda la región un tipo de música denominada Turbo folk. Se trata de una mezcla de música tradicional con techno, y la gente lo escucha en fiestas donde suele correr el alcohol… ¡La verdad es que este tipo de música no la recomiendo mucho! 

- Por último, ¿qué recomendarías a los viajeros que vayan a visitar Bosnia? 

- Les diría que no dejen de visitar Sarajevo, Mostar y Dubrovnik. Esta última ciudad está en Croacia; se trata de una ciudad medieval amurallada que recomiendo visitar y a la que es fácil acceder gracias a las compañías aéreas de bajo coste que vuelan hasta allí. 

En Sarajevo es interesante, si estás allí en verano, el festival de cine que se organiza. Además puedes aprovechar para ir a la costa y bañarte en el Adriático. Es algo que echo mucho de menos. Se trata de un mar muy salado, y debido a las montañas llenas de vegetación que se levantan cerca de él, cuando te bañas huele a lavanda. También en Croacia y sus islas hay playas preciosas, con el agua tan clara que puedes ver el fondo. Aunque los turistas suelen poner una pega: no les gustan las playas de piedras. 

- Ha sido un placer conocer un poco más tu cultura, Damir. Solo me queda agradecerte el tiempo que has dedicado a esta entrevista: Hvala! 

- Nema na čemu! 





Para terminar y acabar de conocer esta región testigo de culturas y tradiciones tan dispares, no podía elegir otro compositor sino Goran Bregović. Quizás sea el músico más internacional de la antigua Yugoslavia. Nació en Sarajevo y huyó del país durante la guerra. Anteriormente, formaba parte del grupo de rock Bijelo Dugme. 

En la actualidad compone un estilo en el que se mezclan el folclore tradicional de los Balcanes con sonidos propios de la música gitana. 

Si alguien estuviera interesado en conocer más a fondo la tradición musical bosnia, podéis echar un vistazo a la página que se menciona durante la entrevista (http://sevdalinkas.com/); además de ser muy completa, está en castellano, así que no hay excusa. 

Aquí tenéis una de las canciones que, personalmente, más me gustan. ¡Espero que la disfrutéis! 


martes, 25 de febrero de 2014

Turquía: «tocar la cabeza es sinónimo de considerar a alguien capaz de realizar labores importantes».

Hace ya algo más de un año, tuve el placer de viajar a Turquía y conocer la extraordinaria ciudad de Estambul. Sin embargo, si bien la experiencia de visitar una urbe tan peculiar fue, efectivamente, un placer, no lo fue tanto nuestra llegada. Tras aterrizar en el aeropuerto de Atatürk ya bien entrada la noche, pusimos rumbo en taxi al casco antiguo de la ciudad, donde habíamos reservado nuestro alojamiento. Pero al llegar al lugar en cuestión nos encontramos, allí donde debía situarse un hostal, con una vivienda cerrada, cuyas luces estaban apagadas y sin timbre al que llamar. Muy amablemente, el taxista nos dejó allí tras precavernos de que «tourist, problem», y con la serenidad de quienes acaban de ser advertidos, de madrugada y en un país desconocido, de que no deben quedarse mucho tiempo con una maleta en la calle, buscamos el hotel más cercano con la esperanza de encontrar una habitación en la que pasar nuestra primera noche.

El hecho de que os narre mi primera experiencia en tierras turcas se debe a que fue entonces cuando conocimos a dos amabilísimas personas que nos recibieron y trataron con gran hospitalidad. Una de esas dos personas era Ömer, que trabajaba entonces como recepcionista en el hotel que encontramos. Además de explicarnos infinidad de detalles sobre la ciudad de los tres nombres y sus gentes (e incluso sobre el teclado de ordenador turco y la pronunciación de sus sonidos), ha accedido encantado a participar en este proyecto y acercarnos un poco a la cultura y tradiciones de su país.

De hecho, tan curiosa le ha parecido la idea, que la ha compartido con sus alumnos, a los que enseña inglés, y nos saludan a través de estas imágenes.























Antes de dar paso a lo que nos ha contado Ömer, he creído que no estaría de más situar un poco el país, tanto geográfica como históricamente.







Hacer un resumen de la historia de Turquía resulta más bien algo complicado, pues se trata de una región habitada por un variadísimo mosaico de pueblos desde tiempos remotos, por la misma razón por la que ha sido objeto de codicia de otros muchos gobernantes: su posición estratégica como nexo entre los continentes de Europa y Asia. Por ese motivo, trataré de condensar lo mejor posible los capítulos más relevantes de su historia, con perdón de los amantes y estudiosos de Türkiye (nombre del país en su lengua oficial), ya que comprimir una historia tan compleja supondrá omitir cierta parte del rico acervo cultural e histórico de la región.

Turquía es una república cuya extensión supera ligeramente la de Francia. La capital es Ankara, y no Estambul, contrariamente a lo que muchos creen, a pesar de que esta última cobija a una quinta parte de la población total del país, que actualmente se cifra en unos 70 millones de habitantes.

Comenzaré la pequeña síntesis de su historia con la civilización persa, que inició la invasión de la península en el siglo V a.C. Un siglo más tarde, Alejandro Magno se hizo con estas tierras, que fueron escenario de un importante auge cultural durante lo que conocemos como la época helenística.

La Anatolia se dividió en pequeños reinos que, en el año 133 a.C., cayeron bajo el mando del Imperio Romano. Cuatro siglos más tarde, el emperador Constantino eligió como capital de sus territorios la que hasta entonces había sido Bizancio, y que pasaría a denominarse Constantinopla. Tras resistir ataques de diversos pueblos, en el siglo XVI los otomanos se hicieron con la ciudad de la que Napoleón afirmaría siglos más tarde que sería capital del mundo si este fuera solo un estado.

Los distintos clanes nómadas de turcos que habían desarrollado su cultura en Asia Central se movilizaron a la península a causa de la sequía que asolaba sus tierras. Estos se asimilaron con los pueblos autóctonos y dio comienzo una nueva época que vio nacer a los selyuquíes de Anatolia, dinastía que reinó hasta la gran invasión mongólica en el siglo XIII. Entre los siglos XIV y XX, los turcos otomanos fundaron su imperio en la península y se estableció un amplio periodo de paz entre los distintos pueblos.

En 1923 nació la actual República de Turquía, cuyo fundador, todavía en la actualidad muy querido por el pueblo turco, fue Atatürk, el padre de los turcos.






Ömer Faruk Sari; Estambul, Turquía

- Actualmente resides en Estambul, pero, ¿has vivido siempre allí?
- No, llegué a esta ciudad en 2011. A pesar de haber nacido en Turquía, viví durante 13 años en otro país.


- ¿Dónde pasaste ese periodo?
- Estuve viviendo en Azerbaiyán. La gente allí era muy similar a nosotros, los turcos. En realidad, era como seguir viviendo en Turquía; podría decirse que lo único que cambiaba era el nombre del país. La única diferencia que mencionaría es el carácter de las personas en localidades más pequeñas; como sucede en muchos lugares, cuanto menor es la población, más cercanos resultan sus habitantes.


- ¿Se habla la misma lengua en Azerbaiyán?
- Prácticamente, podríamos decir que es idéntico al turco de Turquía en un 90%.


- En tu país, la religión mayoritaria es el Islam; sin embargo, convive con otros credos. ¿No existen rivalidades entre practicantes de distintas creencias?
- Efectivamente, la religión más representativa es el Islam. Pero, por norma general, tener otras creencias religiosas no plantea ningún problema. La gente de mi país entiende que, aunque no creas en la doctrina del profeta Mohammed, existe un respeto mutuo.


- ¿Qué aspectos positivos destacarías de Turquía?
- Creo que, en nuestra vida diaria, somos gente muy hospitalaria. Aunque en grandes ciudades como esta, el día a día nos pone, a veces, en situaciones distintas… Te pondré un ejemplo: yo nunca espero en la cola del metro. Respeto a la gente, pero por norma general, ese tipo de detalles aquí no existen.


- ¿Y qué es lo que te gustaría cambiar?
- El horario laboral.


- ¿Puedes explicarnos las razones?
- Una jornada normal en Turquía son unas 12 horas de trabajo. Considero que es excesivo. Yo, actualmente, he conseguido un empleo como profesor de inglés en el que hago solo 8 horas, lo cual está muy bien. Pero no es lo más habitual aquí, por eso desearía que la jornada estándar se redujera.


- Cuéntanos algo más sobre las tradiciones turcas. Por ejemplo, si me invitaran a casa de una familia en Turquía, ¿qué debería saber para no resultar maleducada?
- En ese caso, serías su invitada de honor e intentarían servirte y tratarte lo mejor posible. ¿Qué deberías saber? Simplemente debes quitarte los zapatos antes de entrar en casa y besar a la gente mayor.


- ¿Cómo pasan su tiempo libre los niños allí? ¿Cuáles son los juegos más populares?
- Ahora mismo, los tiempos están cambiando: los videojuegos cada vez están más presentes. Pero los juegos en la calle siempre han sido los más populares; de hecho, en muchos lugares aún siguen siéndolo. Los más comunes siempre han sido el escondite, la rayuela o simplemente jugar con una pelota.


- ¿Y qué hace la gente joven durante el fin de semana?
- Quedar entre amigos para ir al cine, a tomar un café o a bailar en alguna discoteca.


- ¿Existen gestos corporales que debamos evitar en Turquía?
- No me viene a la mente ninguno en particular… Lo que sí puedo decirte es que, en muchas ocasiones, varían de unas regiones a otras.


- ¿Podrías ponernos algún ejemplo?
- Por supuesto. Si le tocas a alguien la cabeza, en muchas zonas, es una manera de decir que crees en él, que piensas que es capaz de llevar a cabo labores importantes.


- ¿Conoces algún tópico sobre tu país? ¿Hay alguno en especial que te gustaría desmentir?
- No sé mucho sobre  los estereotipos que en otras zonas tienen sobre este país… Aunque sí sé que existen algunos prejuicios en relación al trabajo infantil o la libertad de los homosexuales.


- ¿Qué recomendarías a aquellas personas que van a visitar Turquía?
- Visitar Sultanahmet (barrio antiguo de Estambul), Hagia Sophia (que es como conocen en turco la antigua basílica de Santa Sofía de Constantinopla) y recorrer las regiones del mar negro. Por supuesto, probar el kuyu kabap, ¡así sabrán lo deliciosa que es la comida turca!


- ¿En qué consiste el kuyu kabap?
- Se hace con carne de cordero cocinada en un pozo.


- Un pozo… ¿Quieres decir un pozo como los que todos conocemos?
- ¡Eso es! Kuyu en turco significa «pozo».


- ¡Tendré que probarlo si algún día vuelvo  a Turquía!
- En Estambul no es fácil de encontrar… pero merece la pena, está delicioso.


- ¿Qué conoces sobre la música tradicional turca?
- Conozco algunos grupos y cantantes, pero no suelo escucharlos. Aunque hay ciertos grupos que han recuperado el folklore tradicional mezclado con algunos toques nuevos que suenan muy bien.


- ¿Cómo definirías las relaciones sociales en Turquía? ¿Es fácil entablar relaciones de amistad?
- Creo que somos un pueblo hospitalario, abierto y amigable. Y por supuesto, resulta muy fácil hacer amigos.


- ¿Qué piensan los turcos de su país? ¿Se sienten orgullosos de ser turcos?
- Es un asunto complicado. Sabemos que nuestra sangre es noble, pero no lo vivimos como tal.


- ¿Podrías explicarlo un poco más?
- Con noble no me refiero a ser rico o proceder de una familia adinerada; para nosotros, noble es sinónimo de servir a tu pueblo, ayudarle. Aunque la vida moderna está cambiando muchas cosas.


- Háblanos de las festividades más importantes.
- El Ramadán, Qurban (Fiesta del cordero), el 23 de abril, que es el Día de los niños, durante el cual suelen reunirse en grandes recintos y realizar celebraciones, el Día de la República que es el 29 de octubre y el 30 de agosto, Día de la victoria contra los griegos.

El Ramadán y el Qurban son fiestas religiosas en las que debes visitar a tu familia. Para serte sincero, a veces resulta un poco aburrido…


- ¿Cómo son los acontecimientos sociales? Por ejemplo, ¿puedes contarnos como es una boda en Turquía?
- Existen dos tipos d bodas muy diferentes: las bodas en la ciudad y las que tienen lugar en los pueblos.

En un pueblo, una boda dura un mínimo de tres días. Allí puedes comer, visitar el lugar y viajar, es un poco como estar de vacaciones. En las ciudades es más estándar, podría decirte que es como en las películas.

Por cierto, el 2 de agosto, mi novia y yo celebraremos nuestra boda, ¡quedas invitada!


- ¡Muchas gracias! Y gracias también por participar en este blog; o, como diríais vosotros, teşekkür ederim!
- Birşey değil!








Para acabar con este pequeño recorrido sobre el mundo turco, os dejo con una pequeña muestra musical del país.

El intérprete es Neset Ertas, y la traducción de la canción en castellano sería «¿Dónde estás?».

Por último, a modo de curiosidad, os cuento que Neşedertaşk (que suena como el nombre del músico), en turco puede dividirse en las tres palabras nese, dert y aşk, que significan, respectivamente, «alegría», «dificultad» y «amor».










miércoles, 19 de febrero de 2014

¿Por qué Realia?

¿A qué juegan los niños en Laos, Gabón o Bután? ¿Qué plato típico preparan en Afganistán o en Burundi? ¿Qué festividades celebran en Etiopía, Grecia o Lesoto? ¿Qué lenguas se hablan en las Islas Mauricio o en Singapur? ¿Qué gestos debemos evitar en una conversación con un nipón o un tailandés para no causar malentendidos?

En este espacio intentaré aprender y compartir con los lectores datos y curiosidades sobre las distintas culturas del mundo. La antropología y la geografía me resultan ciencias apasionantes (y debo admitir que más aún desde que descubrí ciertos juegos en línea cuyo objetivo es situar, en un tiempo limitado, los países de cada continente… aunque ese es otro tema del que quizás hablaré más adelante). Como iba diciendo, este blog ha nacido de mi interés por los pueblos con los que compartimos nuestro planeta y cuyos modos de vida ignoramos.

Existen multitud de lugares que nos son completamente desconocidos: a muchos de nosotros nos costaría situar territorios como Kiribati, Micronesia o Palaos en el globo terráqueo; no obstante, la cuestión no termina ahí. Más allá de conocer su existencia, e incluso situación geográfica, ¿qué sabemos de sus culturas? ¿Qué información nos llega de estas regiones, además de las tragedias que narran los periódicos y telediarios cuando se producen guerras o catástrofes naturales?

A día de hoy, en el mundo existen 194 países y en torno a 7000 lenguas (en constante disminución, pues cada quince días una de ellas desaparece), sin contar con los numerosos pueblos y regiones existentes dentro de cada estado. Esto tiene que dar lugar a una vasta cantidad de culturas, tradiciones, creencias y hábitos cuya existencia e idiosincrasia desconocemos.

Todas y cada una de las culturas que nos rodean son fascinantes. El conocimiento de estas nos permite no solo aprender, sino también comprender. Conocer gentes y estilos de vida que difieren de los nuestros nos ayuda a librarnos de prejuicios y a abrir nuestra mente, a entender el mundo, las personas y relaciones sociales desde nuevas perspectivas.
¿Y qué mejor manera de descubrir lo anterior que mediante las personas que habitan esas tierras, hablan sus lenguas, conocen sus costumbres y celebran sus fiestas? Conocer a gente procedente de distintos rincones del planeta me ha llevado a desarrollar una gran curiosidad por entender sus orígenes y saber más a través de sus relatos.

No me enrollaré mucho más en esta primera entrada, aunque me gustaría, antes de acabar, explicar el por qué del nombre del blog. Se me ocurrió bautizarlo como realia ya que es una palabra que creo que evocará, para muchos, el significado de «realidad», dada su similitud morfológica. Efectivamente, no van desencaminados, ya que la intención es transmitir realidades que nos son ajenas de pueblos lejanos (o no tan lejanos). Sin embargo, el término realia posee, dentro de la lingüística, un significado más específico que he creído que encajaba a la perfección con la temática del blog: aquellas palabras de una lengua que designan elementos propios de la cultura en la que se habla y que, por tanto, no poseen equivalencia en otros idiomas, son lo que se conoce como realia. Todas las lenguas constan de este tipo de vocablos.

Para aquellos que no lo acaben de ver claro, seguramente les resultará mucho más comprensible con algún ejemplo: cuando en castellano hablamos de «tapas», se trata de un término que no podemos trasladar a otras lenguas, puesto que es un concepto inexistente en otras sociedades y, por tanto, en la lengua en la que se expresan. Otro ejemplo, también bastante apetitoso, pero esta vez a la inversa: los crêpes que comemos gracias a nuestros vecinos del norte son un alimento típico del país que carece de traducción en castellano, puesto que no existen en nuestra gastronomía.

Por último, me veo en la obligación de hacer una pequeña aclaración para los más puristas del lenguaje clásico antes de verme atacada en caso de que alguno se tope con este blog: en efecto, «realia» es un término en latín, lo que quiere decir que se trata de un plural neutro. Teniendo en cuenta lo anterior, el significado de «realia» es «cosas reales», y su singular sería «realis». Por consiguiente, la dirección web del blog, «realias», no sería más que una aberración lingüística y una herejía a ojos de los estudiosos de la lengua de Julio César. No obstante, y a pesar de que a muchos seguirá sin convencerles la opción, argumentaré dos cosas en mi defensa, y es que:

1) la página con el nombre realia.blogspot.com ya existía y

2) realis tenía menos gancho.


Ahora sí que sí, finaliza lo que pretendía ser una breve introducción para dar paso a este nuevo blog. ¡Espero que lo disfrutéis!